
Aunque seguramente hay más, finalmente logré distinguir dos clases de esfuerzo personal.
Primero lo pensé de esta forma...
Está aquel que se orienta a convertirnos en aquello que queremos ser.
Está aquel otro orientado a convertirnos en lo que somos.
Y luego lo pensé de esta otra,
Está aquel que se orienta a convertirnos en lo que queremos
Está aquel que se orienta a convertirnos.
Y luego pensé que no hay distinciones profundas para el esfuerzo, porque el aspecto central es que: el esfuerzo se orienta a convertirnos.
Luego pensé:
el esfuerzo no existe.
Y luego no pensé más y me senté un buen rato.